Me comí los goles

Si... al final el marcador fue 2-0 en contra, perdimos.
Qué desencanto con tu pasión, que iras y que impotencia se siente cuando el árbitro pita el final del encuentro y tu quedas devastado en la cancha.
Tuve tantas oportunidades de anotar, tantas y buenas. Y las desaproveché. Es una de esas tardes en las que juegas con gusto, pero todo te sale al revés, o simplemente no te sale nada.
O el arquero era muy bueno o yo no supe cómo definir las oportunidades de gol.
Y claro, al final eso pesa y quieres decirle al equipo rival. Juguemos otra vez, porque esto no se puede quedar así. No, no puede quedar así... alguien tiene que pagar los platos rotos, alguien tiene que rendirse ante mis festejos y los de mi equipo.
Esa sensación no se cómo describirla... No se si en la otra cancha, en la del amor, habrá una sensación como la que sentí.
Es que de solo pensar que pudimos haber ganado 8-2 me da iras conmigo mismo...
Pero volveré a jugar... hasta pronto

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