La falta de gol

No hay cosa tan triste en los campos de juego como la falta de gol, los arcos cerrados son de las cosas más lúgubres y deprimentes, las defensas que no dejan penetrar a veces llegan a incomodar tanto que el espectáculo pierde sentido...
Qué hacer en aquellas fechas donde no salen las cosas bien, donde no basta con pisar la zona de candela, ni forzar el tiro con marca a presión...
A veces te deprimes, te vuelves más exigente contigo mismo al punto que te bloqueas tu mismo, las oportunidades escasean, la mecha está mojada y la afición te acaba, los amigos se cansan de tirarte centros y te condenas a la banca, mientras trabajas para volver a recuperar forma con la esperanza de una nueva convocatoria, que llegue el partido anhelado donde vuelvas a pisar el gramado, y vuelvas a reencontrarte contigo mismo y con la hinchada marcando uno o varios goles...
De esos goles tipo, avanzas peligrosamente recorriendo la banda contraria, hasta dejar en el piso toda la defensa que impide el acceso a la zona deseada y descubres las falencias del contrario pisas el área y defines ya bien sea con remate potente o sutilmente la colocas para el delirio de propios y extraños...

Y escribo esto mientras espero mi oportunidad de volver a las canchas y provocar el delirio en las gradas

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